MÓDULO 1 GRATIS – Curso Sana Tus Heridas Emocionales
Acerca de las clases

Una herida emocional infantil es el resultado de un daño emocional traumático que recibimos cuando somos niños y que se da en el vínculo de apego con nuestros cuidadores primarios.

Ese daño emocional se basa en un conjunto de experiencias complicadas que superan nuestra capacidad de integración y asimilación. La emoción es tan intensa, que necesito enviar a mi inconsciente y disociar todo ese recuerdo doloroso. Disociar es escindir, apartar, guardar, desconectar… Esto es el trauma.

Como el trauma se da en relación con el otro, se denomina trauma de apego. Ese otro son nuestros padres o cuidadores primarios (abuelos, tíos, otros cuidadores, etcétera).  Por consiguiente, una herida emocional conlleva siempre un trauma de apego o t minúscula “pequeña” o relacional. Ojo porque aunque se denominen como pequeñas porque el daño emocional se va produciendo poco a poco por maltrato o negligencia parental, son igual o más devastadoras que otros traumas.

Tengo que subrayar la importancia de que el maltrato no son sólo insultos, chillidos, o palizas. Va mucho más allá. A veces es sutil, silencioso, enrevesado… Hay frases o lenguajes no verbales que esconden muchas más cosas entre líneas. Más adelante le verás el sentido a esto que te estoy contando.

Algunos ejemplos de traumas relacionales son los padres que critican a sus hijos constantemente, los que evalúan con lupa sus logros, los que chillan o son agresivos, los que no regulan las emociones de sus hijos adecuadamente porque se distancian o se abruman, los que no pasan de tiempo de calidad con sus hijos, los que no valoran al niño por nada, los que tratan al niño como si fuera invisible, los que por supuesto pegan o insultan y un largo etcétera de ejemplos que verás a lo largo de todo el curso.

En resumen, y a modo aclaratorio, podemos decir que la herida emocional es consecuencia de y está estrechamente relacionada a un trauma de apego, o trauma relacional o t pequeña. Las tres nomenclaturas significan lo mismo.

En el trauma también hay otros traumas grandes o T mayúscula que son aquéllos en los que nuestra vida o la de otro se pone en peligro (de ahí su denominación como T mayúscula) como: accidentes de tráfico, abusos sexuales, inundaciones, terremotos, fallecimientos o pérdidas de amigos cercanos, robos, etcétera.

En este curso vamos a centrarnos en las t pequeñas o relacionales porque son las que tienen que ver con las heridas emocionales, aunque en los casos clínicos también veréis casos con trauma grande o T mayúscula.

Volviendo al trauma de apego y a las heridas emocionales, hay también otros ingredientes fundamentales para que se den su aparición, que son: la ausencia de reparación posterior al trauma, la frecuencia y la gravedad. No es lo mismo decir: “hijo, eres un inútil” un día como excepción, que dos, tres o cuatro y después no pedir perdón; que decir, “hijo me sacas de quicio” (de forma muy puntual) y reparar pidiendo disculpas después.

Debes saber que no existe ningún padre (salvo los perversos narcisistas y/o psicópatas que sí tienen intención de dañar) que quiera hacer daño a sus hijos de manera consciente. El trauma y las heridas emocionales son inconscientes, por tanto, se heredan y transmiten sin intención real de daño.


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