Cómo saber cuándo acudir a terapia
Decidir si acudir a terapia o no es complicado. Entendemos que hay muchos obstáculos: saber si el psicólogo que te va a atender podrá resolver tu problema, miedo a que salgan cosas ante las cuales no estás preparado, las tarifas… o entre otras, saber si realmente necesitas o no acudir al psicólogo.
Lo primero que debes saber es que no tienes por qué esperar a estar con mucho malestar psicológico para empezar un proceso de terapia. Ganar en autoconocimiento y prevenir un problema mayor en el futuro también pueden ser motivos de peso.
La mayoría de los pacientes esperan a tener un gran sufrimiento en su vida personal para acudir a terapia, cronificándose muchos de sus problemas y requiriendo más tiempo su resolución.
Que síntomas tiene una persona que necesita acudir a terapia
Emociones con demasiada intensidad y/o frecuencia. Por ejemplo, notarse demasiado triste, enfadado o ansioso todos los días, hasta el punto de dificultar realizar las tareas de la vida diaria como el trabajo o disfrutar de las relaciones interpersonales
- Pensamientos negativos, intrusivos, catastrofistas u obsesivos
- Dolores recurrentes de cabeza, estómago, insomnio, estrés, etc. o bajas defensas que no tienen una explicación médica
- Problemas relacionales diarios que te generan gran malestar. Puede ser en el área familiar, de pareja, con amistades, en el trabajo…
- Experimentar una situación dolorosa del tipo: una enfermedad física, una pérdida de familiar, una ruptura de pareja, etc.
- Haber experimentado una situación dolorosa o traumática en el pasado de la que no puedes deshacerte. Tu mente siempre está pensando en ella e incluso a veces sientes emociones desagradables de forma repentina, que te recuerdan aquello que sufriste
- Apatía, desconexión, pérdida del sentido vital. En definitiva, te sientes desconectada de tu vida, no disfrutas de las actividades como antes, te sientes perdida, te sientes aburrida…
- La gente que te rodea se preocupa por ti y te recomienda acudir a un profesional. A veces no nos damos cuenta de que necesitamos ayuda y tratamos de evadirlo evitándolo o refugiándonos en el trabajo, el deporte, la limpieza compulsiva, el alcohol, las drogas, el sexo, la comida… Sin embargo, desde afuera siempre se ve la problemática con más precisión y puede que esto nos ayude a concienciarnos sobre la necesidad de empezar un proceso de psicoterapia
La mayoría de estas situaciones son indicativas de la existencia de alguna dificultad psicológica o incluso trastorno emocional que debería ser resuelto con apoyo psicológico. Si nos decidimos a acudir a terapia demasiado tarde, podemos sufrir un cuadro depresivo, ansioso o traumático que sea más complicado de trabajar en el futuro.