Mentiroso compulsivo
¿Qué es?
El mentiroso compulsivo es una persona con máscara. Conoces a su personaje, pero no sabes realmente quién hay detrás. Estas personas necesitan maquillar su realidad constantemente: adornan sus anécdotas con datos inventados que llamen la atención, ponen excusas de todo tipo para evitar realizar ciertas cosas que no les convienen, mienten para evitar la culpa que se desprende de un error que han cometido, etc. La mentira no tiene un motivo válido, es una compulsión.
¿Para qué necesitan mentir?
Detrás de una mentira siempre hay miedo al daño y una necesidad subyacente. Tras la máscara de perfección que muestran, hay una profunda herida en el reconocimiento o en la pertenencia. Estas personas piensan que contar historias desde el dramatismo y con adornos les convierten en personas especiales e interesantes. Además, cuando cometen un error o “fracasan” en alguna terea, esto les conecta con su herida y se sienten terriblemente angustiados. Dada la herida en el reconocimiento y el dolor que les genera este “fracaso”, mienten para taparlo.
¿De dónde viene esta herida de reconociminento?
Padres hipercríticos que valoraban al niño por las cosas que hacía y no por quién era. Por ejemplo, estos padres suelen premiar al niño por sacar buenas notas, ir bien vestido, tener una buena conversación… Pero suelen castigar por cosas como traer malas notas (no solo un suspenso, tal vez un 6 sea insuficiente), criticar la imagen del niño si no lleva la vestimenta adecuada, no ser capaz de elaborar un buen discurso con argumentos… Comentarios del estilo: “vaya, has sacado un 6, ¿qué han sacado los demás? ¿Sabes que siempre puedes sacar más nota verdad? ¿Por qué llevas ese pantalón mal puesto?» sumados a un lenguaje no verbal de desaprobación incluso de humillación puede generar baja autoestima en el niño o la niña. Por tanto, es normal que el niño aprendiera a mentir para evitar un posible castigo y además sentirse reconocido. Sumado a lo anterior, puede ser que el niño sufriera en la etapa escolar cierto tipo de acoso, vacío, sentimientos de no pertenencia a ningún grupo social… Es muy típico que el niño que es diferente a los demás sea la diana de acoso en el colegio. Ser homosexual, tener bajo o alto peso son algunas de las características que hacen diferente al niño. Otras experiencias de humillación o rechazo en la edad adulta pueden contribuir al desarrollo de esta herida. Por ejemplo, una pareja que me critica por mi aspecto físico, un grupo social que me rechaza, etc.
¿Cómo darnos cuenta de que estamos delante de un mentiroso compulsivo? ¿O cómo darnos cuenta de si tenemos esta herida?
Las personas mentirosas compulsivas ponen repetidas excusas y son bastante dramáticas. Es como si fueran perfectos, su vida es maravillosa y nunca cometen errores. Además, se enfadan mucho cuando les señalamos sus incongruencias o mentiras, intentan taparlas a toda costa. Por ejemplo, podemos encontrar que dentro de una conversación estas personas cuentan anécdotas excesivamente llamativas: “el otro día estuve con Iván y no os imagináis la sorpresa que me dio: me llevó a un restaurante precioso, con un ambiente espectacular, incluso había un camarero disfrazado… […] poco después le llamó su madre, le contó que había cogido el COVID y además que se había roto una pierna bajando por las escaleras… […] Cuando salimos del restaurante y cogimos el coche casi tenemos un súper accidente, no os imagináis lo nerviosa que estaba, corriendo a toda prisa porque además su madre estaba tirada al final de las escaleras de su casa…”
¿Cómo podemos ayudarles?
Comunicándoles que hay una máscara y que pueden tener la seguridad de mostrarse tal y como son, que vamos a quererlos igual. Sin embargo, a veces la herida en el reconocimiento es tan fuerte, que incluso niegan que tengan algún problema de autoestima. En este caso, recomendar tratamiento psicológico es lo más acertado.
¿Cómo se trata en terapia?
- Primeramente, psicoeducamos al paciente sobre el problema y su origen. Impulsamos la toma de conciencia del para que de la mentira: ¿búsqueda de reconocimiento, evitación del rechazo del otro, popularidad…? Explicitamos que seguiremos al lado del paciente, nos mienta o no, porque entendemos por qué hace uso de la mentira y que le ayudaremos a cambiarlo. Explicamos las ventajas en la autoestima de mostrarnos tal y como somos, sin tener sobre los hombros el peso de la mentira a cada momento.
- Tratamos de que el paciente entienda tanto racional como corporalmente de dónde viene el uso de la mentira y de que acepte las partes de su personalidad que juzga como negativas y como fraude, las que se esfuerza en tapar y esconder. Estas partes que juzga como fraude tienen que ver con los momentos de su vida en los que alguien le transmitió que lo que hacía tenía más peso que su personalidad, y que las cosas que hacía en muchas ocasiones no eran válidas. En resumen, ayudamos al paciente a elaborar un duelo de aceptación de su esencia, de su verdadera personalidad. Por ejemplo, el paciente aprendió cuando era niño que sacar un cinco en un examen le hacía no válido. Por tanto, cada vez que en el trabajo comete un error pone excusas. Esto le impide mejorar en su tarea realizándola siempre de la misma manera. Por tanto, sigue cometiendo los mismos errores y ocultando su responsabilidad. Los jefes piensan que no es un empleado válido y le echan de la empresa, reforzando su creencia negativa sobre sí mismo (“yo no valgo”). En este caso, dejamos claro en primer lugar que los errores del paciente no definen su personalidad. Preguntamos al paciente dónde aprendió esto. Le instamos a que mire hacia dentro y conecte con el dolor que le genera esto. Posteriormente, exploramos con el paciente que partes de su personalidad juzga como fraude, tal vez no es muy bueno escribiendo y siempre que comete un error en un informe laboral lo oculta. Finalmente, trabajamos sobre la aceptación de esta parte “fraude” de la personalidad y desde aquí vemos cómo podemos mejorarla sin ocultarla.
- Favorecemos la sanación de las heridas en la autoestima (reconocimiento y pertenencia) y la elaboración del duelo de aceptación con EDMR. Para ello, identificamos con el paciente los recuerdos que están asociados a esa herida en el reconocimiento o en la pertenencia. A continuación, extraemos las creencias negativas limitantes asociadas; “no estoy bien como soy” “no soy válido” serían algunas de ellas. A continuación trabajamos sobre los recuerdos dolorosos, permitiendo que el paciente llore el dolor que le generaron. Después, cambiamos las creencias negativas que se desprenden de esos recuerdos y que alimentan la mentira por otras positivas, de forma que ayuden al paciente a elevar su autoestima y no tenga que utilizar la mentira para compensarla.
- Por último, enseñamos al paciente estrategias y habilidades interpersonales en su día a día para que pueda exponerse en sus relaciones sociales sin mentir, aceptando errores, no adornando su realidad, mostrándose imperfecto, etc. En definitiva, mostrándose a los demás tal y como es en realidad.