Trastornos de Personalidad

Qué son los trastornos de personalidad y qué tipos existen

Los trastornos de personalidad se describen como un patrón permanente de pensamiento, emoción y comportamiento disfuncional que se aleja de la normalidad cultural y de las conductas sociales que el entorno espera de la persona. Los trastornos de personalidad suelen empezar al final de la adolescencia o comienzos de la edad adulta y se mantienen estables a lo largo del tiempo.

Los trastornos de la personalidad son llamados también trastornos del vínculo. Por tanto, tienen mucho que ver con los primeros vínculos o relaciones con los padres. Además de la personalidad hipersensible del paciente, si su ambiente familiar ha sido traumático se puede desarrollar fácilmente un trastorno de la personalidad.

Actualmente existen diferentes tipos de trastornos de personalidad, aunque el más conocido y el que más aparece en consulta es el trastorno límite de la personalidad (TLP).

Síntomas que siente alguien con trastorno límite de la personalidad

Los síntomas del trastorno límite de la personalidad (TLP) son inestabilidad afectiva constante, son una montaña rusa emocional; visión de la realidad en términos de blancos o negros, o te quiero o te odio; esfuerzos frenéticos para evitar el abandono y/o perder el cariño de los demás; miedo al rechazo; dependencia emocional; baja autoestima; comportamientos infantiles; manipulación emocional; disociación o borrado de memorias emocionales dolorosas; conductas de riesgo para regular emociones inestables como consumo de sustancias, autolesiones, etc.; conductas suicidas recurrentes en muchos casos para llamar la atención y el cariño; y sentimientos crónicos de vacío.

Te interesa saber:

Qué es el EMDR y cómo se aplica

¿Cómo trabajan el trastorno límite de la personalidad (TLP)
las psicólogas de la plataforma?

El tratamiento con los trastornos de personalidad debe abordarse desde la perspectiva del apego y trauma, y desde la perspectiva sistémica (familiar). Trabajarlo a tiempo desde su inicio es la forma más eficaz de prevenir su desarrollo y cronificación.

Además de trabajar los problemas de comunicación y otros conflictos que se dan dentro de la familia, también trabajamos a nivel individual con la persona.

Dentro del tratamiento individual, las psicólogas utilizan técnicas cognitivo-conductuales para trabajar los pensamientos rígidos y distorsionados de la realidad que se tienen en estos casos.

Aplican técnicas de tercera generación como mindfulness o focusing para ayudar a que estos pacientes sepan regularse emocionalmente.

No se olivan de utilizar la técnica EMDR para procesar y digerir todos los traumas que arrastran las personas con este diagnóstico. Normalmente han sufrido mucho en el entorno familiar, en el colegio, o incluso cuando son adultos, sufriendo en muchos casos maltrato por parte de sus parejas.

En todo el tratamiento tienen en cuenta la perspectiva humanista, siendo cercanos y cariñosos con estos pacientes que necesitan tanto amor incondicional. Pero a la vez ponen límites con guante de terciopelo, ya que algunas de sus conductas pueden ser agresivas en determinados momentos.