Trastorno de apego reactivo

¿Has oído hablar del apego? Es el vínculo emocional que se crea entre un bebé y su cuidador principal en los primeros años de vida. En este sentido, en función de cómo sea esta etapa, el apego que desarrolle el niño será más o menos sólido y las relaciones que establecerá con los demás en el futuro serán más o menos estables.

Existen diferentes tipos de apego. En este artículo vas a descubrir en qué consiste el trastorno de apego reactivo (RAD, Reactive Attachment Disorder) y cómo afecta a niños, adolescentes y adultos.

trastorno de apego afectivo
Tabla de contenidos

1. Qué es el trastorno de apego reactivo (RAD)

El trastorno de apego reactivo o RAD es un trastorno reactivo de la vinculación que se produce cuando el niño no tiene cubiertas sus necesidades básicas (comodidad, afecto y alimentación) ni puede crear un vínculo estable de cuidado y cariño con sus cuidadores. Al ser un trastorno relacionado con el trauma y el estrés, un niño puede desarrollar una alteración de este tipo si está en alguno de estos casos:
  • Ha tenido padres con pocas habilidades sociales o con dificultad para expresar sus emociones y sentimientos.
  • Ha crecido en una familia desestructurada o un centro de menores.
  • Ha sufrido violencia intrafamiliar o abuso sexual.
  • Ha tenido diferentes cuidadores principales (por el tipo de custodia o cambios de centro).

2. Síntomas del trastorno de apego reactivo

El trastorno de apego reactivo comprende tanto problemas emocionales como de comportamiento. Estas son algunas de sus características:
  • Problemas del estado de ánimo: miedo, tristeza, irritabilidad, incapacidad para sonreír, apatía.
  • Dificultades en las relaciones sociales: aislamiento, no busca consuelo, no pide o no agradece la ayuda, observa sin interactuar, desinterés por jugar con otros, desconfianza o, por el contrario, exceso de familiaridad.
Cabe destacar que este trastorno se diagnostica entre los 9 meses y los 5 años, tras descartar un trastorno del espectro autista. Además, los síntomas son diferentes en función de si es un trastorno de tipo desinhibido, inhibido o desorganizado.

3. El trastorno de apego reactivo en niños

A continuación vas a conocer cómo afecta a un niño este tipo de trastorno. Si estamos ante un trastorno de apego reactivo de tipo desinhibido (también llamado ansioso-ambivalente), el niño:
  • No rechaza ni teme a los desconocidos.
  • Se relaciona por igual con conocidos que con extraños.
  • Muestra exceso de familiaridad.
  • No suele buscar a su cuidador en situaciones de riesgo.
En cambio, cuando el niño presenta un trastorno de apego reactivo de tipo inhibido (también llamado evitativo):
  • Se muestra retraído y no reacciona a nivel social ni emocional.
  • Muestra desconfianza, prefiere estar solo y no relacionarse con los demás.
  • No establece ningún tipo de apego, ni busca consuelo ni se deja consolar.
  • Tiene episodios frecuentes e inexplicables de irritabilidad, tristeza o miedo.
Por otra parte, el niño con un trastorno de apego de tipo desorganizado:
  • Percibe el mundo como un lugar inseguro, impredecible y dañino.
  • Está en alerta constante para evitar cualquier nueva agresión.
  • Presenta conductas contradictorias y ambivalentes: acercamiento excesivo vs. alejamiento/odio o congelación.
  • Usa la disociación como mecanismo de defensa: una parte de él odia a su cuidador cuando se enfada, otra le teme, y otra se acerca en exceso y le complace para sobrevivir, por ejemplo.
El apego desorganizado es propio de niños con padres muy inestables que ejercen abuso o maltrato de manera imprevisible.

4. El trastorno de apego reactivo en adolescentes

En este apartado vas a descubrir cómo afecta a un adolescente este tipo de trastorno, según sea del tipo desinhibido, inhibido o desorganizado. Por una parte, el adolescente que de niño ha desarrollado un trastorno de apego reactivo desinhibido (ansioso-ambivalente) es probable que presente:
  • Excesiva confianza con extraños.
  • Búsqueda constante de atención.
  • Conducta inapropiada o infantil.
En el otro extremo, el adolescente que de niño ha desarrollado un trastorno de apego reactivo inhibido (evitativo) es probable que tenga dificultades para:
  • Iniciar interacciones sociales y responder a ellas.
  • Crear y mantener relaciones con adultos y otros adolescentes.
  • Tolerar muestras físicas de afecto.
  • Mantener un humor estable y escuchar sus emociones.
Por otra parte, cuando el adolescente tiene un trastorno de apego desorganizado:
  • Desconfía de las personas nuevas, porque teme que le hieran.
  • Siente miedo de probar nuevas experiencias, por temor a equivocarse y sufrir de nuevo castigos o malos tratos.
  • Presenta conductas ambivalentes y contradictorias en sus relaciones de amistad y
  • de pareja: amor/odio, complacencia/enfado.

5. El trastorno de apego reactivo en adultos

Por último, te presentamos cómo afecta a un adulto este tipo de trastorno, según si es de tipo desinhibido, inhibido o desorganizado. En el caso del tipo desinhibido (ansioso-ambivalente), el adulto suele:
  • Vincularse de forma rápida e indiscriminada con otros.
  • Sufrir dependencia emocional.
  • Ser exigente en sus relaciones y se siente rechazado con facilidad.
  • Tener relaciones de amistad y de pareja de poca duración.
En cambio, en el caso del tipo inhibido (evitativo), el adulto:
  • Desconfía del resto de personas.
  • Tiende al aislamiento social.
  • Piensa que los demás son egoístas y traicioneros.
  • Tiene relaciones superficiales y de escaso compromiso.
Para finalizar, el adulto con apego desorganizado:
  • A veces tiene la necesidad de dependencia y cercanía en la pareja.
  • Otras veces siente miedo o rechazo a las relaciones, y necesita alejarse, huir o evadirse de su pareja.
  • Sufre miedo al abandono y a no ser correspondido.
  • Es muy sensible a los problemas relacionados con el compromiso en la pareja.
  • Tiene dificultades para establecer relaciones íntimas sólidas, transparentes y de confianza.
  • No siente empatía ni es capaz de respetar los límites y los derechos de los demás, porque creció sin que a él se le respetaran y le parece algo normal.
Podemos decir que el adulto con un trastorno de apego reactivo no vive, sino que sobrevive, porque su trauma de apego no ha sido elaborado y sigue en su cuerpo.

6. Terapia para el trastorno de apego reactivo

Si te interesa saber cómo tratar el trastorno de apego reactivo, te recomendamos la psicoterapia individual y la terapia familiar.

El objetivo del tratamiento para el trastorno de apego reactivo es cambiar ciertas creencias, mejorar la autoestima y desarrollar las habilidades sociales de la persona para que cree vínculos más sanos.

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